Evolución del pensamiento conforme escribo.
Cómo conocí a tu puta madre, por Jorge Román.
La desmonté de mi tiovivo, triunfal. Ella sabía que yo era el vencedor, pero ella también había obtenido su provecho. Yo mismo habría hecho los honores, pero una vez incorporado, para mi sorpresa, agarró mi pene con ambas manos, fuertemente, sonriéndome de medio lado y hacia arriba. Estaba acalorada, y la muy cochina quería un buen manguerazo.
Recorrió todo el largo de mi vara de hacer milagros con su lengua. Succionó la punta, sacándome hasta el alma. Mejillas hundidas, tez pálida, pezones pequeños, pelo rojo, ondulado. Una magnífica guerrera. Me había destrozado. Rompió el silencio y su sonrisa para hablar.
Eso dicen
Cuento para niños
Revolución continua
Violación biónica
Si duele, significa que estás vivo
El único arma que ningún bando entrega
“Poema” al zombie.
Y su ser marchito supo a ciencia cierta que, de y por su boca, el fin del mundo estaría cerca.
Y llamó a sus hermanos mediante gestos y alaridos, pero como veía que no despertaban, a mordiscos que les enseñaba el camino.
Putrefactos y reveníos, sus pieles desechas su único abrigo.
Eso y su petrificante hedor, hediondo hasta para los cerdos.
Cadavéricos caníbales, sin amor ni pensamiento.
Portan ojos vidriosos, cristales que reflejan lo peor de su tormento, el vacío.
Al abrigo de la tormenta.
Historias de un mundo inventado.
Al fin, cuando se descubrieron ante las llanuras de Akrram, se les podía avistar. Igual, si se contaban de pasada y apresuradamente, llegaban a los quinientos hombres, todos a lomos de corceles celestiales, a cada cual más brillante de armadura y más largo de crines, levitando sobre los toscos hierbajos que cubrían aquellas praderas salvajes entre el follaje. Pero, si te parabas y te fijabas detenidamente, te dabas cuenta de que tan solo se trataban de ciento un hombres, caballeros de resplandeciente atavío, con sus pendones de nácar y platino tejidos, y sus alabardas y lanzas alzadas, como grandes dagas de pequeños dioses errantes.
Y ellos se enfrentaban, ante cientos, miles de esclavos de un falso y mezquino ser que se hacía llamar Tualam, el Rey Inquebrantable, procedente del sur más absoluto, en los pantanosos bajíos del mar negro de Tuk-Lös un mar rodeado de acero y piedra, que bañaba las orillas de sus demonios, nacidos todos ellos en áridas planicies desiertas y grises, como sus pérfidos corazones. La oscuridad prevalecía ante la carencia de almas libres e inocentes, calientes de amor y vida. Un farsante que servía a otro, más poderoso, más rencoroso, peligroso y mentiroso, el más cobarde y el más traidor de todos: Möngew, el caído.
Reflexiones temporales...
Imperdonable, imperdonable tiempo el que pasa mientras recuerdo aquel manto de estrellas que hace un año me recorría en busca de un atisbo de inspiración, de esperanza, de lucha. Aquella encandilada mirada de niño que contemplaba mastodónticas grandezas está lejos aún de ser hombre, sigue mirando como un dulce infante que ve la vida como el camino que le queda por recorrer, cada día un poco más difícil, y más fácil a la vez…
Más de trescientas cincuenta noches se han fugado de la cárcel de mi preocupación, y la brecha que han abierto deja pasar la luz, con más intensidad que nunca. Indecisiones, riesgos, grietas, parches… un corazón que ha vivido demasiado durante poco tiempo tiene algo más que contarte que un velero sin rumbo en busca de un tesoro inalcanzable. Hoy es el momento de escuchar ese motor de vida, que quiere alcanzar las infinitas revoluciones que siempre soñó, más aún después de innumerables baches.
Tú, esperanza, que nunca supiste que formabas parte de mí, y me abandonaste cuando quise batallar la última lucha de una guerra perdida antes de ser librada.
Tú, alegría, que creíste ser alcanzada a cada paso que daba, sin saber que aún en la dirección correcta, caminaba en sentido contrario.
Ahora, en esta noche de luna blanca, el mundo que habita entre mi corazón y mi cabeza se contempla inmenso, recordando un pasado no muy lejano, en una galaxia muy cercana… Y toma cada detalle como una nota más que ha sonado en esta canción casi infinita. Canción que no termina, sino empieza, con unos acordes de un mensaje que ni los cromosomas de Chris Martin supieron expresar, y que sólo aquel curtido corazón, dueño de una poco experimentada cabeza, puede descifrar en un tiempo en el que su dirección y su sentido coinciden. Viajando a la velocidad del sonido hacia los cristales que ciegan a los necios, y encandilan a los niños… allí donde tú estás, donde este corazón no tiene límites.
Controversias - 1
Ajetreo en mis noches de verano.
El agua me avisa, trae un mensaje. Una piedra de un alto voltaje. Me incorporo.
Fabada literal
Si sufres fácilmente subidas de azúcar, mejor abandona el blog. Pues el celestial Fab está dispuesto a suministrarte una dosis mortal de edulcorante. ¿Notas como te infecta cual morfina? Si no, es que ya te has muerto. R.I.P.
Quiere que le entiendas, pero no estás a su altura. O bien es un genio, o bien un desgraciado. Inspirado en su musa, te hace llorar cual crepuscular historia de amor.
Al menos utiliza palabras que conoce.
Espero no estar en este mundo cuando su iluminación se acabe, pues se nos llevará por delante montado en un camión de los helados, lo juro. Dicen que la muerte más dulce es cortarte las venas en una bañera de agua caliente… ¡Una puta mierda!, que no te engañen y vuelve a leer 365, eso sí, despídete de tus más allegados.
Sitúa un personaje humano, a ser posible femenino; añádele un par de gotas de acción sin profundidad lógica, algo cotidiano y facilito de entender; remuévelo durante unas 50 líneas y recuerda que estás enamorado. Ya lo tienes, una perfecta fabada. Sírvelo por vía-pedantería y para adornar nada de perejil, más bien una referencia “Gemil”.
Llegó a esta tierra como castigo por compadecerse de los mortales, su elevada y divina naturaleza le hace un ser majestuoso. Y esa manera grácil de moverse, propia del dios más carismático del Olimpo, hace que vuelvas a creer… y de nuevo a comprender por qué eres ateo.
Pese a todo, mantiene la pureza formal y un vocabulario sabiamente escogido, véanse ejemplos como: “hijoputil”.
Se me está fundiendo la bombilla de los cojones y empiezo a ver “a trompicones”, tengo un sueño “del quince” y aún tengo mucho que escribir. Voy a realizar una proeza personal y voy a parar; pero no te asustes Fab, no es que no me apetezca seguir, es que me voy a “ponérmela morcillona”. Buenas noches.