Todo se desmorona cuando eres incapaz de controlar tus acciones.
Desahógate escribiendo, refugiándote en tu vídeo-consola o leyendo un libro sobre zombies. Esfuérzate por mantener tu honor, siéntete superior a tu carnal alrededor. Nada de esto te servirá para caer en brazos del más primitivo error. Inserta en tu cerebro sentimientos contrarios, pero seguirás sin poder dormir.
Ni siquiera la música que tantas veces te hizo evadirte funcionará en esta ocasión. Todas las letras parecen hacer referencia a tus pensamientos, incluso aquellas que no entiendes son interpretadas por tu infectado cerebro para martirizar tu memoria.
Intentarás soñar con algo diferente, pero ya estas soñando con desear no soñar lo que tanto deseas.
No es ese alguien quien impide tu concentración, es la idea de ese alguien que has fabricado e impreso en tu manejable cerebro.
Inevitablemente volverás a encender la pantalla del ordenador y en un acto de masoquismo visitarás su perfil en alguna de en esas redes sociales en las que se deja ver.
De nuevo sentirás una contradicción en tu mente.
Cuando creas que se te "ha pasado", despertarás en tu sudorosa piel, dispuesto a enfrentarte a otro doloroso día.
Intentarás parecer "normal", en ser fiel a tu personalidad, en demostrar que tú pasas de "esas cosas". Evadirás cualquier encuentro con aspectos relacionados a ese nombre. Pero al bajar la mirada encontraras el folio en el que llevas quince minutos escribiendo su nombre.
Sientes ese temblor que sentiste la primera vez que entendiste lo que te pasaba.
Te adentras en conversaciones estúpidas que puedan evitar un tema que te haga recordarla.
Y cuando crees haberte olvidado, aparece.
En esa centésima de segundo sufres contracciones en cada músculo de tu cuerpo, pierdes el hilo de esa estúpida conversación y con un torpe paso transcurrirá el resto del día recordando ese momento.
Llegará el momento de volver a la cama y querrás asegurarte. Intentarás desestresarte con ese familiar método, pero cualquier pensamiento se centrará en ella. Recolocarás tus calzoncillos con resignación, te pondrás tus auriculares y escuchando la canción más odiosa y melosa posible aguardarás a un nuevo día.
Enhorabuena, estás enamorado.