Te espera en la cama, lo sabes, te preparas antes, tienes que estar fresco. Te llama, aunque te haces de rogar y buscas cualquier cosa para ganar algo de tiempo, pero es inevitable, tu instinto te obliga y te lanzas a ella, llego el esperado momento.
Sí, se te junta todo y sólo ella puede liberarte de esa tensión y darte un poco de luz en este lóbrego túnel. Fuera de "otroras", de transitorias locuras o de los 365 grados de las muchas vueltas que le das a la cabeza, llegó el momento de ver las cosas tal y como son, y ser tal y como eres, sabiendo que ella te dará esa silenciosa respuesta que necesitas para, al día siguiente, despertar de un letargo que parece infinito, y para afrontar los momentos que nunca quisiste que llegaran.
No puedes escapar amigo, te tiene atado, hace contigo lo que quiere y lo sabe, posee tu mente y controla tus pensamientos. Aunque pareces arrinconado, ese cerrojo de sentimientos no es más que la puerta hacia la necesaria revelación, hacia el momento de ver que quien te dio la respuesta eres tú, no ella. Pero ¡qué mas da! mañana volverás a verla y volverás a caer en sus redes porque tu esperanza la sigue portando la nube en la que reposan tus sueños.