2015
Hace no mucho le decía a un buen amigo: "¿Sabes? Ayer me conformaba con besarla, hoy con verla sonreír, y mañana posiblemente sea feliz con saber que está bien."
No sé si un halo de pesimismo, de nervios, o simplemente de humanidad me hacía pensar que cuando apuestas por algo, cuando quieres algo de verdad, más difícil te va a ser conseguirlo. "Les pasa a todos", me dicen, aún sabiendo que un falso ánimo hace más daño que una verdad incómoda. Pero creo que puede existir una tendencia generalizada a parecer retrasado mental cuando estás frente a alguien que te gusta de verdad.
2017
Vaya, dos párrafos más tarde, dos años más tarde. Quizá no es casualidad que esté delante de esta hoja que comencé en un momento similar, en un tiempo diferente. Es lo que tiene la verdad, que es atemporal. Por mucha edad que tengas, el amor es una puta mierda de cariz adolescente que a todos nos hace parecer víctimas de poseer el cociente intelectual de Bertín Osborne (no quiera yo...), y eso es atemporal e impersonal. Dos años más tarde, como iba diciendo, vuelvo a recordar aquellas fotos, aquellas noches, aquella velocidad indecente que quiso acelerar para acercar el fin, pero por suerte soy otro. O al menos el mismo, pero diferente.
Me juré y perjuré que no volvería a pasar por lo mismo de nuevo, que no estamos para gilipolleces, hombre, que ya tenemos una edad. Pero el tiempo es caprichoso, y para lo que menos tarda es para decirte que no te líes, que te estás liando. Que recordarla no es más que un ejercicio mental, digno del Prof. Kawashima, que te hará pensar que cuando ya no te importe, es porque alguien más va llamar a las puertas de tu mente. Somos sencillos, que no simples. Y no me quejo, orgullo es lo que siento por conocerme lo suficiente como para no volverme loco.
Ser un niño ilusionado con miedos me hizo perder aquello que no podía permitirme no tener cerca. Porque a veces aprendes así, siendo ese retrasado mental funcional sin decisión. Ser un hombre cabal, o aspirar a serlo, quizá me haga algo más prudente, o quizá me aleje del raciocinio para dejarme llevar por mis impulsos como un vulgar animal sencillo, que no simple. Sea lo que sea, ya no siento esos miedos, y este conjunto pluricelular medio gilipollas puede estar un peldaño por encima en la cadena alimenticia de lo que una vez estuvo.