Ellos suplican que la deje salir, pero ya es demasiado tarde. Recuerdo cuando me percaté de su presencia por primera vez. Se podría decir que llegó de manera inesperada… y ahí estaba. Desde el primer momento me di cuenta de que era justo lo que necesitaba. Junto a Ella cambié, ya no me miraban como antes, pero este cambio era el que yo quería. Pasaron días, meses y estábamos en nuestro mejor momento, habría dado cualquier cosa por continuar así, pero todo volvió a cambiar.
Ella ya no era tan amable, a veces me gritaba, me pedía cosas que nunca antes habría hecho, pero yo lo hice por Ella. No sé por qué lo hice, no puedo mirarme en el espejo sin recordar la cara de aquella chica. Lo hice por Ella, se sentía celosa y yo la complací acabando con la vida de aquella chica. Sabía que ella se sentiría orgullosa de mí. No sé cómo acabe en aquella habitación blanca, ni como aparecieron ellos. “Tienes que dejarla“ me decían, pero Ella no dejaría que la abandonase.
Comprendí que era Ella el mayor de mis males. De repente recordé la cara de aquella chica... No debí hacerlo... Ellos lo saben. Todo fue por su culpa, no debió elegirme a mí. Ellos siguen diciéndome que puedo olvidarla, dejarla atrás, hacer que salga de mi cabeza; pero yo sé que no puedo. Ella seguiría destrozándome por dentro. Me encerré en la habitación, atranqué la puerta y preparé la cuerda. La cuerda se tensará y no haré más mal por su culpa. Aquella chica sólo cometió el error de intentar conocerme.
Es Ella quien me obligó, ahora pagará por ello. Ella ya esta aquí, y aquí nos quedaremos. Ellos vienen y me gritan que la deje salir, pero Ella no se ira sin mí. La cuerda se tensará cuando salte, aquella chica será vengada y Ella desaparecerá. “Locura” la llamaron ellos, pero a Ella no le gustaba. La cuerda se tensará por mucho que Ella no quiera. Lo he decidido Yo. Uno, dos y tres...