Yo iba con mi módulo lunar,
con mi pepino cósmico, a la deriva.
Y, entonces, choqué con su gravedad,
con su atracción vital, una esencia gravitatoria.
Es el planeta Incordio,
y su atracción desborda mi luna,
Está tan llena que amenaza al universo con explotar,
con hacerle cosquillas.
Está tan llena que amenaza al universo con explotar,
con hacerle cosquillas.
Me ata a unos labios, al yugo de un beso
que esquivo sin apartarme, que retraso por miedo,
y por necesidad.
Aquel planeta,
rojo del calor que desprende,
de naranjas hilos de carbono,
al son de una brisa fantasma.
Aterricé por curiosidad, y su fauna y flora trató de matarme, pero le vomité de su propia medicina y caímos en una tregua, en un secreto pelirrojo peligroso, un juego prohibido.
Aquel explorador espacial, tan lejos de su hogar, tan cerca de uno nuevo, del propio fuego, tan jodidamente ardiente...
El deseo de esa piedra galáctica era aferrarse a la nuca de aquel jinete,
ser arrastrada entre luces de nebulosa
y bajar al calor que afrontó Dante,
juntos.
* * *
Aquel cuerpo celeste brillaba de pura atracción.
Su hambre,
"tú eres quien come, yo soy comido",
"tú eres quien come, yo soy comido",
Le encanta que le toques, por eso te pide que no lo hagas.
Su pelo reclama, y así limpiar la porquería del mundo.
O, simplemente, que allí se aten tus manos, indefinidamente.
O, simplemente, que allí se aten tus manos, indefinidamente.
Es la llama viva de una hoguera, un incendio provocado, un rugido naranja.
El latido que quema,
El latido que quema,
unos gemidos que empañan todo cristal,
un fundido nuclear. Una sábana que espera.
El rostro del deseo, es la eterna broma,
y un cuarto invadido por el mar,
y un cuarto invadido por el mar,
Un sentimiento reconfortante, libre y limpio,
nuevo,
pero conocido,
pero perfecto.
Allí, donde quieres estar, "donde solíamos gritar",
donde todo apetece y nada es problema
mas que aguantar,
una decisión pendiente,
unos versos incandescentes
y una mirada marrón, que sabe a madera, que coloca.
De sus bajíos puedes beber caldo,
A su orilla atraca el placer,
allí donde descansa su sed.
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