Mares de sal, confines de paz, final es igual a horizonte.
Era una llanura calada,
pálida del brillo polar.
Eras un espejo reflejado, de cristal insondable, frontera lejana y cansada.
De luz espléndida, una estrella bostezando, despidiéndose de su sombra.
Eras un espejo reflejado, de cristal insondable, frontera lejana y cansada.
De luz espléndida, una estrella bostezando, despidiéndose de su sombra.
Juntos e ingrávidos, atados a los grilletes del otro.
No podíamos pasar ni un minuto sin tocarnos al encontrarnos: debacle.
No podíamos pasar ni un minuto sin tocarnos al encontrarnos: debacle.
Soplaba la brisa salina,
rasgando las palabras, posadas en nuestros sabios labios sabidos.
rasgando las palabras, posadas en nuestros sabios labios sabidos.
“Para siempre, finito”,
pues sabíamos que el amor no pasa rápido ni lento, tan solo pasa.
pues sabíamos que el amor no pasa rápido ni lento, tan solo pasa.
Todo acaba, se escapa,
como
una bala,
Pirotecnia fugitiva.
Ahora me agarras de tus arañazos, contemplativa.
Si hubiésemos despegado del suelo, me habría comido todos tus miedos, digna simia universal.
Si hubiésemos despegado del suelo, me habría comido todos tus miedos, digna simia universal.
Una mancha de café en tu
historia. Un recuerdo triste. Aquella espesa agonía, provocada, pero de la
cual no eres culpable del todo, pues la mayor parte del problema soy yo, como
siempre.
Dudar hasta de mi querer,
llegando a la sangre y al hueso.
Predecir errores sin
decantarte entera, pero cuando ya te has vaciado.
Y eras tanto,
Como dos tormentas que chocan sus frentes,
preñadas de ira.
preñadas de ira.
Sal de mi pecho y engulle nubes de riesgo.
Aunque grites, prefiero morderte.
Me bebo la tristeza que recorre tus mejillas.
Me bebo la tristeza que recorre tus mejillas.
Ya voy por la séptima copa.
Más frágil que los vientos que laten sobre la tierra,
Asco basto, bastón de carbón, tortura, de latón carcomido, de carroña en salazón.
Riscos colosales, a ras de suelo, a la orilla de tus cavernas,
A vuelo de gusano distingo el remolino de tus excesos, hilos cohibidos que engarzan mis dudas.
Tras el sensual baile de ébano de tus humos, una danza que me descoloca, ante el vapor de tus labios.
La barba de tres días de una colilla.
Me vomito palabras encima, como una cacatúa en celo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario