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      • Condenado a que la vida me sonría.

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"A falta de una imagen, buenas son las mil palabras."

Condenado a que la vida me sonría.

 León Benavente - Ser Brigada


2015
Hace no mucho le decía a un buen amigo: "¿Sabes? Ayer me conformaba con besarla, hoy con verla sonreír, y mañana posiblemente sea feliz con saber que está bien."

No sé si un halo de pesimismo, de nervios, o simplemente de humanidad me hacía pensar que cuando apuestas por algo, cuando quieres algo de verdad, más difícil te va a ser conseguirlo. "Les pasa a todos", me dicen, aún sabiendo que un falso ánimo hace más daño que una verdad incómoda. Pero creo que puede existir una tendencia generalizada a parecer retrasado mental cuando estás frente a alguien que te gusta de verdad.

2017
Vaya, dos párrafos más tarde, dos años más tarde. Quizá no es casualidad que esté delante de esta hoja que comencé en un momento similar, en un tiempo diferente. Es lo que tiene la verdad, que es atemporal. Por mucha edad que tengas, el amor es una puta mierda de cariz adolescente que a todos nos hace parecer víctimas de poseer el cociente intelectual de Bertín Osborne (no quiera yo...), y eso es atemporal e impersonal. Dos años más tarde, como iba diciendo, vuelvo a recordar aquellas fotos, aquellas noches, aquella velocidad indecente que quiso acelerar para acercar el fin, pero por suerte soy otro. O al menos el mismo, pero diferente.

Me juré y perjuré que no volvería a pasar por lo mismo de nuevo, que no estamos para gilipolleces, hombre, que ya tenemos una edad. Pero el tiempo es caprichoso, y para lo que menos tarda es para decirte que no te líes, que te estás liando. Que recordarla no es más que un ejercicio mental, digno del Prof. Kawashima, que te hará pensar que cuando ya no te importe, es porque alguien más va llamar a las puertas de tu mente. Somos sencillos, que no simples. Y no me quejo, orgullo es lo que siento por conocerme lo suficiente como para no volverme loco.

Ser un niño ilusionado con miedos me hizo perder aquello que no podía permitirme no tener cerca. Porque a veces aprendes así, siendo ese retrasado mental funcional sin decisión. Ser un hombre cabal, o aspirar a serlo, quizá me haga algo más prudente, o quizá me aleje del raciocinio para dejarme llevar por mis impulsos como un vulgar animal sencillo, que no simple. Sea lo que sea, ya no siento esos miedos, y este conjunto pluricelular medio gilipollas puede estar un peldaño por encima en la cadena alimenticia de lo que una vez estuvo.
Publicado por Anónimo el domingo, agosto 20, 2017
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Bendito malestar.


Voy a ser una piedra varada en una orilla,
y que vengan tus mareas a lamerme las pelotas.

No tengo pensado moverme,

"la verdad, 
no pienso hacerlo"



Totalmente idealizada,

Así te he encontrado dentro de los ceniceros de mis recaídas.


Benditas chorradas, 

se me atragantan si nos las devoro deprisa y con violencia. 


Parecíamos descansar sobre la efímera voluntad de tu sonrisa.



Ahora mismo me encuentro bastante cabreado

He perdido por completo mi mojo.
Sé que siempre fui un tanto mediocre, pero he llegado a sentir aprecio por él

Empiezo a sospechar que mi cerebro se mueve a base de desgracias,

su actividad está totalmente supeditada a que alguien se me cague encima,
No descubro otra manera para salir de aquí que no esté fundamentada en algo redundante y ofensivo.

Por mí, esto podría haber acabado desde hace un buen rato,

Probablemente, así sea,












No soporto el aire con el que nos hemos vestido esta noche.


Podría seguir deduciendo algún sinsentido más, convenceros de que sigo
Hace un rato que hemos parado las rotativas porque no quedan bombillas en mis adentros.

He conseguido alcanzar el momento en el que, prácticamente, todo lo que se refiere a mí me la suda soberanamente,

Aunque la trampa sigue estando
Me he vuelto más guarro, un tanto descuidado, desaseado e inútil, todavía más peludo, patéticamente irascible, y en sí, patético, 
me he vuelto a convertir en lamento, en desgana y palabrería, 
en otro esbozo de lo que podría ser,
me encantaría ser un sociopata cuando termine por descubrir su verdadero significado, 
tal vez, un puto psicópata,
el estertor del borracho más sobrio, un suspiro de lo más embriagador,

Quizás tema convertirme en todos esos miedos que no puedo contaros porque perderíais todo el interés en mi pobre-yo, 
tan inestable, 
tan mudo, 
tan harto, 
sombrío retazo de momentos que fueron fascinantes finales fatídicos. 

Intentaré acabar cada frase con patadas


¿Cómo podría volver a escribir?
No entiendo por qué debería de hacerlo

¿De dónde surge toda esta porquería?












Y parecíamos descansar

 
Es aquí donde me encuentro,
en medio de todo lo que he pretendido
Nunca fue más allá de hacerte feliz.

sin colores,
ni aromas ni alientos

He de decir que sólo queda de mí, mar
unas aguas anegadas de negro, sin luces, 
sólo sombras.

sin sabores,
ni risas ni roces

Un océano de llamas tristes
escupiendo a las huellas que solíamos pisar
Convirtiéndome en mártir y chantaje


Otro enemigo


Otra vez, Yo



De nuevo, todo otra vez.

Contra quién y contra qué




"Hoy asume lo que venga: sea para bien, o todo mal."

Publicado por Cabeza de Turco el lunes, marzo 27, 2017
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Inspiración hecha pedazos (VII)


Mares de sal, confines de paz, final es igual a horizonte.

Era una llanura calada, pálida del brillo polar.
Eras un espejo reflejado, de cristal insondable, frontera lejana y cansada.
De luz espléndida, una estrella bostezando, despidiéndose de su sombra.


Juntos e ingrávidos, atados a los grilletes del otro.
No podíamos pasar ni un minuto sin tocarnos al encontrarnos: debacle.

Soplaba la brisa salina,
rasgando las palabras, posadas en nuestros sabios labios sabidos.

“Para siempre, finito”,
pues sabíamos que el amor no pasa rápido ni lento, tan solo pasa.

Todo acaba, se escapa, 
como una bala, 


Pirotecnia fugitiva.


Ahora me agarras de tus arañazos, contemplativa.
Si hubiésemos despegado del suelo, me habría comido todos tus miedos, digna simia universal.

Una mancha de café en tu historia. Un recuerdo triste. Aquella espesa agonía, provocada, pero de la cual no eres culpable del todo, pues la mayor parte del problema soy yo, como siempre.





Dudar hasta de mi querer, 

llegando a la sangre y al hueso.





Predecir errores sin decantarte entera, pero cuando ya te has vaciado.

Y eras tanto,





Como dos tormentas que chocan sus frentes,
preñadas de ira.

Sal de mi pecho y engulle nubes de riesgo.



Aunque grites, prefiero morderte.
Me bebo la tristeza que recorre tus mejillas.

Ya voy por la séptima copa.



Más frágil que los vientos que laten sobre la tierra,
Asco basto, bastón de carbón, tortura, de latón carcomido, de carroña en salazón.

Riscos colosales, a ras de suelo, a la orilla de tus cavernas,
A vuelo de gusano distingo el remolino de tus excesos, hilos cohibidos que engarzan mis dudas.

Tras el sensual baile de ébano de tus humos, una danza que me descoloca, ante el vapor de tus labios.


La barba de tres días de una colilla.


Me vomito palabras encima, como una cacatúa en celo.


Publicado por Cabeza de Turco el domingo, abril 24, 2016
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Las nanas de la patata (II)

Te escribo en tubérculos que explotan,
que nacen de la pena, de mis cicatrices.

Murales de espanto en formación difusa.
Las habitaciones se han inundado de rasguños 
tras la furia de los amantes más salvajes y borrachos.

Le estoy prendiendo fuego a la mujer de verde.


¿Por qué no te quedas un rato más?

Ni contigo ni sin ti.
Nos encontramos ante un nuevo horizonte de sucesos
de mierda.


Ya no quiero beberte,
me gustaría tragarte entera.
Debería de huir ante tu violencia,
pero mi alma ha encontrado un placer diferente, un tanto brusco.

Cojo mis recuerdos y me voy.

Los meto todos juntos, disecando mis bolsillos
aplastando mis interiores, intentando encontrar las fisuras por donde saltar.

Nunca he sentido nada igual.
El riesgo de abrigarnos por dentro, de abrirle tus bocas a algo tan bucólico,
algo tan adictivo que me abrasaba de necesidad la garganta con cada trago.
Un nudo vital, colmado por el rubor del primer contacto, de la primera noche juntos.
La última ventana por la que nos colamos, y la contaminación de un pensamiento: 
conseguir volver a tus hojas, a la calma entre tus sábanas,
nuestros océanos de paz. 
Abrazados al sudor de nuestras espaldas,
y 
una jauría de besos hambrientos tras cada asalto,
que se quedaban con mi cara y con mis ganas de alzar el vuelo,
pues la verdad es que, tras cada acto, me convencían de fundirme con tu ser,
hasta el final. 

Quiero que tus manos me ofrezcan flores de humo,
intentando mezclar mis famélicos huesos con la anestesia de tu cuerpo.
Que me dejes volver a probar de tu luz,
y compartir algo más grande que una chusta.

Me arropo con cosas de ti para así sentirte cerca.

Como un yonki más patético de lo normal, colgado del árbol de su mono,
de tus maneras y tus risas, las tonterías más simples, 
cada vez más nítidas. 


Echo de menos deshacerme entre los jugos de tu carne,
que me viertas en tu ciénaga de amor ambarino,
sobrecogido ante tus mareas, ante tus anheladas caricias,
el aleteo púrpura de tu sonrisa, que ahora me esquiva.

Qué ha sido de ti,
de tu grandiosa esencia, 
de la capacidad que tenías de hacerme feliz siendo tú entera,

llena y brillante,  
despreocupada de todo lo demás salvo de quererme.

Desquiciados ante las mismas canciones de siempre.

La peor sensación de todas las que he sufrido es este vacío.
Encontrarme sin un suelo rojo sobre el que posar mi descanso. 
Que la gravedad de su vida me empuje, despreciando a mi luna, 
a la deriva
de nuevo.


Se ha llenado de basura nuestra cama.
Atascados los enormes agujeros de gusano
por los que solíamos escapar. 




"Reconozco que nunca pensé en acabar por aquí,
no cuentes a nadie lo que hemos oído."



Los dobles raseros incitan a mi odio. 

No sabría decirte si hablamos de máscaras o de coincidencias.
Atreverse a contarle la escasez de apoyos que te quedan al pilar de una vida que tú misma derrumbaste...
Inflamas ejércitos de sal en mis entrañas cada vez que me recuerdas la distancia que nos separa,
la que nos has establecido, nuestro muro de Berlín particular,
una indiferencia que se come de noche nuestro tiempo y que esparce nuestras migas por el colchón, como si fuéramos galletas.

¿Te duele?
Inspecciona mis ruinas.
Te maullan, cohibidas, 
saben de ti que eres su dueña,
la responsable de esta calamitosa realidad a la que se ha visto reducido mi corazón.


Ante tu huida solo me han quedado fotos y cosas bonitas.
Lamentos ante tus despedidas, 
creando dunas de serpientes entre mis entrañas.
Pirámides tensas y mariposas melancólicas,
dibujos preciosos que entristecen mis paredes
sin querer.

Una demencia invasora que no tiene prisa,
y explosiones que no avisan, que se hacen de rogar
en el quicio de mi vida.
  
Tan solo colillas comunes de un cenicero a rebosar.

Da la sensación de que para permanecer en tu vida hay que joderte.


Qué cosas,
exploté esa palabra en ambos sentidos.
Supongo que sería insuficiente.



"Una tormenta se ha adueñado de mi sed,
no me quedan manos que te posen, ni te posean,
se dedican a achicar charcos oscuros."


Publicado por Cabeza de Turco el jueves, abril 21, 2016
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Una sonrisa inesperada.



 Youth - Daughter



         Parecía que la luz asomaba tenue, un presagio de lo que esperaba, una metáfora translúcida entre las hojas a apartar. El olor a humedad. Las nubes grisáceas tenían más prisa que de costumbre, no era su caso. Tomó asiento, no quiso girar la llave, pues era otra puerta la que se abrió, la de su mente al contemplar algo tan sencillo como tres pequeñas almas despreocupadas pateando una esfera sobre el asfalto. Su cerebro le dijo “arranca”, y así hizo, sin embargo, su corazón.


         Así comenzó un viaje sin paradas, un periplo hacia el presente entre las calles recorridas. Desde aquellos tiempos de ilusión perdida, de miedos vanos y piedras en el camino, un pequeño niño que bien podría haberse llamado Isaac buscando su unión con el mundo, encontró la sinergia perdida por la casualidad más deliberada. Una mano tendida le enseñó a batirse en duelo con el miedo, a romper los barrotes que encerraban su razón, y a liberar esa persona pura que sólo existía encerrada entre las líneas blancas de la cancha. Supongo que únicamente fue el primer paso en su aventura por empezar a vivir, pero eso se lo tendréis que preguntar a él.


        Una mirada atrás puede ser tan necesaria como abrumadora, y en ocasiones sorprendente. La gente cambia. La gente evoluciona. Negarlo es negar el principio básico de la vida. Hoy se sienta a pensar en qué le hace pensar en el ayer. Lo tiene claro. A veces sólo necesitamos un rato con nosotros mismos para entender lo construido. Y a veces el miedo te hace construir una casa de ladrillo, pero llega un momento en el que debes matar al lobo y retomar el camino. Un amigo muy sabio le dijo: “Y no debes compartir tu camino, porque la felicidad reside en recorrer tu camino y encontrar a quien va en uno paralelo”. Quizá ahí dio otro paso en su aventura por empezar a vivir, pero eso se lo tendréis que preguntar a él.


         La verdad es que pasarán los años y nunca se dejarán de dar pasos en la aventura por empezar a vivir, quizá esa sea un poco la clave de todo. O quizá sea simplemente una sonrisa inesperada que preceda la unión de unos labios que nunca respondieron al nombre de Isaac, en un beso que no fue con el mundo.
Publicado por Anónimo el lunes, marzo 07, 2016
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Ensayo sobre la atracción de dos cuerpos.


Yo iba con mi módulo lunar,
con mi pepino cósmico, a la deriva.

Y, entonces, choqué con su gravedad,
con su atracción vital, una esencia gravitatoria.

Es el planeta Incordio, 
y su atracción desborda mi luna, 

Está tan llena que amenaza al universo con explotar,
con hacerle cosquillas.

Me ata a unos labios, al yugo de un beso
que esquivo sin apartarme, que retraso por miedo, 
y por necesidad.

Aquel planeta,
rojo del calor que desprende,
de naranjas hilos de carbono,
al son de una brisa fantasma.

Aterricé por curiosidad, y su fauna y flora trató de matarme, pero le vomité de su propia medicina y caímos en una tregua, en un secreto pelirrojo peligroso, un juego prohibido.

Aquel explorador espacial, tan lejos de su hogar, tan cerca de uno nuevo, del propio fuego, tan jodidamente ardiente...

El deseo de esa piedra galáctica era aferrarse a la nuca de aquel jinete,
ser arrastrada entre luces de nebulosa
y bajar al calor que afrontó Dante,
juntos.

* * *

Aquel cuerpo celeste brillaba de pura atracción.
Su hambre,
"tú eres quien come, yo soy comido",

Le encanta que le toques, por eso te pide que no lo hagas.
Su pelo reclama, y así limpiar la porquería del mundo.
O, simplemente, que allí se aten tus manos, indefinidamente.

Es la llama viva de una hoguera, un incendio provocado, un rugido naranja. 
El latido que quema, 
unos gemidos que empañan todo cristal,
un fundido nuclear. Una sábana que espera.

El rostro del deseo, es la eterna broma,
y un cuarto invadido por el mar,

Un sentimiento reconfortante, libre y limpio,
nuevo, 
pero conocido, 
pero perfecto.

Allí, donde quieres estar, "donde solíamos gritar", 
donde todo apetece y nada es problema
mas que aguantar, 
una decisión pendiente,
unos versos incandescentes
y una mirada marrón, que sabe a madera, que coloca.

De sus bajíos puedes beber caldo, 
A su orilla atraca el placer,
allí donde descansa su sed.

Publicado por Cabeza de Turco el domingo, octubre 25, 2015
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