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New Ham Times

"A falta de una imagen, buenas son las mil palabras."

"When you try your best..."

"...But you don't succeed", que dice Chris Martin. Ninguna frase podría definir mejor los sentimientos sobre mi pasado, momentos de desesperación absoluta, de fracasos sin segundas oportunidades, donde nadie te dice "cuando vuelvas lo harás mejor" o "tranquilo, seguro que al final todo sale bien". Porque las piedras seguían cayendo una tras otra, sin escudo alguno, recibiendo cada golpe, sin alcanzar ninguna de las metas que alguna vez me planteé. Cuando miras atrás y ves que todos los esfuerzos a los que dedicaste el 100% de ti no dieron ningún fruto quizá te llega un momento para pensar más que nunca, un momento que tomar como punto de inflexión y alejar los fantasmas de un pasado que soñarías con olvidar.


Ahí es cuando aparqué mis miedos, cuando encontré una oportunidad de mejorar personal y anímicamente. No hace mucho, comenzó mi auténtica vida, donde el pasado no existe, donde la gente está ahí para darte la ayuda que siempre se te negó, que nunca nadie vio, o que nadie quiso ver. Porque ahora todo es distinto, donde antes había un muro, ahora bifurcan los caminos, donde antes habían mares de dudas, ahora las aguas tornan cristalinas. Esas personas que aparecen cuando menos te lo esperas son las que consiguen abrirte los mil caminos que tu cegada autoestima te impedía ver, gente fugaz, o gente que no te abandonará. Someone tried... to "fix me".


Coldplay - Fix You

Publicado por Anónimo el domingo, abril 24, 2011
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Etiquetas: Alex#11, Pensamiento 1 comentarios

Ejército de la entropía

Hacía eones desde la caída de la Extinguidora. Los míseros cenicientos aún caminaban sin rumbo alrededor del pico de Kulrath. Sin saber que buscar, carentes de cometido más allá de avivar el fuego de su venganza.


Sus esqueletos ardían con pasividad, con cada paso enrojecían sus ascuas. El dolor era terrible, pero no podían abandonar su marcha. Aquellos que lo intentaban, veían desmoronarse sus propias cenizas. Entonces llegaban las avivadoras para comenzar con el ciclo de nuevo. El trabajo de las avivadoras de hollín no tenía fin.


Solo servían para la guerra, destinados a consumirse una y otra vez. Todos seguían la sabiduría de Illulia, quién cegado por la ira continuaba su voraz lucha contra los demás planos.


Los caballeros montados comenzaron a abandonar aquellos parajes humeantes en busca de llanuras que asolar. Acabando con todo lo que poseían aquellos que un día se lo arrebataron a los moradores del páramo.


Apenas quedaban enemigos que obstaculizasen el paso de estos muertos caminantes. El gigante Tarvik ya había muerto. La raza Mogg estaba casi extinta. Los fragmentados habían caído ante sus propios impulsos de autosacrificio. Los restos de Tolek estaban ya sepultados por las sombras de las llamas. Bestias imponentes como las sierpes del Gran Coliseo fueron aplastadas por la muchedumbre ardiente. Incluso los kjeldoranos que sobrevivieron a las escaramuzas del ejército de Haakon dejaron de explorar este territorio.


Aquel que se hacía llamar Jaya Ballard y que había frustrado su destino para convertirse en un nuevo mago de la arena, se enfrentó al propio Illulia. Aquella memorable batalla finalizó con el cuerpo de Jaya devorado por los fuegos de los chamanes que respaldaban el gran poder de Illulia.


Illulia no sentía compasión por ninguna criatura. Elfos, kusites, humanos, sierpes, drubs o trasgos; no importaba que antaño hubieran convivido, ahora iban a ser calcinados todos ellos. Incluso los trasgos asesinos que tantas veces ayudaron a los cenicientos, o aquellos de la banda de Mosto.


El páramo era su tierra por derecho, ellos se lo robaron y por ello continúan levantándose los esqueletos ardientes. Todos tenían una cuenta pendiente. Una guerra que se alargará durante infinitos milenios hasta que la ira de Illulia se apague y con ella el fuego de todos esos caminantes de hollín.

Publicado por Alack el viernes, abril 22, 2011
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Etiquetas: alack, Relato 0 comentarios

Parece que ella vuelve

Aún crece la hierba en aquel jardín, bajo aquel inmenso árbol. Las posadas lágrimas, cual abono, fertilizan sus recuerdos. Permanece la grieta. Tanto en aquel suelo como en la figura que lo pisa, clavada, ausente.


Él sigue allí, sigue esperando. Poco ha cambiado en este tiempo adimensional. Ella ya lo cruzó, sin detenerse. Pasó tan rápidamente que dejó un surco en la tierra, proyectándose en él.


Él permanece. Ya no llora. No llora, está muerto. Falleció mientras aquel árbol crecía. Algo resbala por sus mejillas, no son lágrimas, es ella.


Cien veces soñó con estrangularla, cien más con poseerla. Nada se le escapó, porque nada llegó a coger. Esperaba que floreciese aquella semilla que no había sido plantada.


Él es ella. Él se odiaba, ya no puede. Poco ha cambiado, sigue esperando.


Este árbol es demasiado grande. Sus frutos hacen recordar. Cada día ella pasará. Se posará bajo la sombra de aquel árbol. Mientras él morirá, morirá hasta que todo se marchite. Quedará el suelo estéril y ella no volverá. Él ya no esperará. El árbol será lo único que se mantenga.


Jóvenes amantes tallarán sus iniciales en él. Otras figuras esperarán junto a su corteza. Servirá de ejemplo.


Él es ella y en ella están las raíces de aquel árbol. Él desea que arda, pero alguien susurra que con el árbol morirá ella. Entonces él ya no tendría que esperar, pero es lo único que tiene.


Recogerá cada fruto que caiga, todos picoteados por las aves solitarias. Espera uno solo. La tierra espera con él, espera dar a luz. Espera que la hierba lo inunde, espera que ella vuelva.


Suena un estruendo, el árbol se agita, algunas hojas caen. Es el viento que vuelve a soplar con fuerza. El último fruto del árbol se tambalea junto la figura de él.


El fruto ha caído, él lo recogió, lo mordió y plantó sus semillas. Ahora vive, ahora llora. Parece que ella vuelve; y él espera, espera bajo aquel árbol.

Publicado por Alack el viernes, abril 22, 2011
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Etiquetas: alack, Relato 0 comentarios

Zafio corazón

Zafio corazón el mío,
que busca y encuentra lo que no ha de hallar.
¡Oh!, mártir del destino,
de tus ojos de olivino,
del azaroso azar mezquino,
envuelto en hilos de azahar,
cierto tono albino, divino,
apagado, incluso voraz.

Pétreo despertar el mío,
cristalino y frío, muy frío,
más que la primera gota de rocío
que cubre el alfeizar peregrino
de las ventanas de tu tempranero amor fugaz.
Pervertidor de la llama viva de mi alborada matinal.

Este es mi sino, inmutable, invariable, íntimo.
Herida pringosa y contagiosa,
es la idea de tu amor.
Se extiende desde mi pecho hasta mi razón,
y pedregoso camino recorrido,
cosido entre los montes de latón
de mi imaginario pensamiento,
fiero sentimiento,
indomable invasor de los muros de mi zafio corazón.
Publicado por Cabeza de Turco el lunes, abril 04, 2011
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Etiquetas: Cabeza de Turco, Poesía 0 comentarios

Cicatriz carbonizada

Revela el oscuro destino tu belleza

propia de la reina de las flores marchitas,

cual sometida luz sabiamente ocultada

entre fatuos fuegos de tu pura aspereza.


Ausente mi alma, en tu fragancia enquistada,

cancerosa vivencia perdida en tus espinas.


Ahora, implosionando mis obstruidos sentidos,

No quiebra la razón de este muerto suspiro,

Aún sintiendo tu palpito constantemente.


Siento la caída en la abismal indiferencia

por el abrupto sendero del polvoriento moho,

destellando grisáceo tu cuerpo desnudo

pendiendo el mio del hilo de la inconsciencia.


Impulsos de acero cubren mi deseo mudo.

Heridas sangrando en el cielo un perpetuo No.


Ahora brillando tu perfección onírica,

Noqueando y fundiendo mi estricta crítica,

Aún amando en la sumergida esfera blanca.


Fatídica muerte sobre estéril suicidio.

Rebosa mi querer y odiándote menos,

creciendo mi triste marea sobre tu coral.

Esperas ser mi nuevo y solemne principio.


Ahora tan solo quiero el poder mirar

recorriendo la hipnótica espiral de tus senos.


Ahora, implosionando mis obstruidos sentidos,

No quiebra la razón de este muerto suspiro,

Aún sintiendo tu palpito constantemente.


Fugaz crisálida

en sí criogénica

y carbonizada.


Cicatriz carbonizada.


Publicado por Alack el domingo, abril 03, 2011
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Etiquetas: alack, Pensamiento, Poesía 0 comentarios
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