Mudo te grito.
El viento se rasga con mis palabras.
El tiempo se rompe con tu silencio.
El frío me quema los huesos.
Cenizas blancas tosen de miedo.
Rugidos marchitos que arañan tu rostro.
El tiempo se rompe con tu silencio.
El frío me quema los huesos.
Cenizas blancas tosen de miedo.
Rugidos marchitos que arañan tu rostro.
De ti, me como tu imagen.
De mí, me bebo los sesos.
Así, rebaño los restos.
De mí, me bebo los sesos.
Así, rebaño los restos.
Tu
indiferencia me hierve los nervios, me abrasa por dentro, me escupe por fuera.
Si supieras las ganas que tengo de estrecharte
entre mis brazos
y así quebrar tu respirar suicida,
e impregnar mi alma herida de tu huidiza presencia,
hundir mi semblante en el castaño estanque de tu melena,
en tus cabellos de oro mestizo,
de cobre enfermizo.
y así quebrar tu respirar suicida,
e impregnar mi alma herida de tu huidiza presencia,
hundir mi semblante en el castaño estanque de tu melena,
en tus cabellos de oro mestizo,
de cobre enfermizo.
Perderme en la comisura de tus besos,
abrasarme en el relente de dos soles nacientes,
espuma de un mar voraz e incansable, dulce y brillante.
abrasarme en el relente de dos soles nacientes,
espuma de un mar voraz e incansable, dulce y brillante.
Tu vientre, planicie letal, pálida y anacarada.
La eternidad de tus pechos.
El susurro que eriza tu vello.
Tacto bipolar sobre tu piel.
Morirse valdría la pena
encerrado entre los muros de tu sed,
entre la tormentosa brisa de tu aliento,
de tu hálito, barrotes de hielo,
de hiel sobre campos de fuego.
El susurro que eriza tu vello.
Tacto bipolar sobre tu piel.
Morirse valdría la pena
encerrado entre los muros de tu sed,
entre la tormentosa brisa de tu aliento,
de tu hálito, barrotes de hielo,
de hiel sobre campos de fuego.
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