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"A falta de una imagen, buenas son las mil palabras."

Sed Roja

[Prueba de sonido]
Joder, parece ser.
¿Sabes? 
Ya no estoy triste.
Antes tampoco, pero lo aparentaba.
Quiero decir, que lo sentía.
Pero, en realidad, sí.
Yo, ¿y yo?
Melancolía.
Un sucio kamikaze.
El des de un amor.
Qué asco, ¿no?
A veces presumes de etiquetas: las detesto.
Frialdad atemporal. Me quiero hacer el duro y no llego siquiera a ponerme.
¿Qué...?
Soy un trazo de mierda hipotética, un garabato incoloro y flojo, bastante insípido. Un bloque de gelatina que se olvidó de lo que era ser una masa. Una piedra lunar que recordó la gravedad.
Por ejemplo.
Vaya desgracia de ingenio.
Vaya un desgraciado, genio.

Hoy vengo brillando de rabia.
Una nube asesina envuelta al corazón, descuido homicida que busca tu calor.
Una tormenta furiosa que se repite, sin tentáculos.
Aúlla nobleza, mendigando sinos, sudando lamentos que se precipitan, preciosos, sobre el valor de tu mirada.
Siempre girando en torno al tornado de sentimientos encontrados, desperdigados por el suelo de mi habitación.
Salpicando a ras de cieno, a vuestras caras de cartón. Esputos fieros, carcomidos, despeinan, veloces, ideas.
Llamo a filas al Ejército de las Tinieblas.
Yo solo aviso: las Trompetas están cerca.
¡A mí, mis valientes!
"¡Y aquí estoy yo, vivo ridículo, esperando, muerto ridículo, a la muerte!"
A ver.

Me sorprende la frustración tras un verso a oscuras. Me chifla(do), de locura.
¿De qué?
Trato de seguir el rastro.
En realidad, tan solo eras la risa.
Busco al odio y no te encuentro.
Espera, voy a darle voz a mi pensar.
“El mundo está lleno de gente corriendo sin sentido ni destino. De otros que se arrastran, mientras desesperan sobre sus cuatro patas, engarzados a sus matas de pelo. 
A los primeros os digo: que os jodan. 
No me gusta que la gente se cuide.
Quiero autodestrucción tiñendo las calles de miseria líquida.
No quiero esto.

Os quiero bien muertos, hijos de puta.


De los segundos, me mofo,

y del tiempo, también."

* * *

Qué te parece.
Caos organizado que atente contra lo común, que envenene los charcos y se derrame en tu sopa.
Aquí no distinguimos, pocos serán elegidos para la salvación.
Oda al terremoto.
Estoy muy enfermo. Se me caen las paredes por dentro. Creo que no puedo dar más.
Que si toco fondo, busco más allá.
Me abro camino a cabezazos,
que cuando me quede sin cráneo, la emprenderé a mordiscos.

Pretendo conquistar tus castillos.
Quiero saciarme de Sed Roja.


Llevo sables cargados de miedo. Muerden y ladran, calcinan tus oídos y tus árboles de esperanza.
Retorcidos, se vuelven negra ceniza, regodeándose sobre su propia devastación.

Susurran al viento sus restos, porque si una vez funcionó, quizás germinen de nuevo, allá arriba, a la altura de los rayos de un dios cualquiera.

Quizás encuentren la eternidad de tu recuerdo, ahogados de tanto llanto.

Quizás. (Bis)


Déjame odiarte.

No es nada personal,
llamémosle supervivencia.

Ni siquiera existes, espectro.

No tienes ni materia que dar.

¿Qué eres?
¿Perteneces?

Arremetes.

Termina de arrollarme, que me abandono a la soledad de tus suspiros, al pensamiento que dijo "no" y se lo calló, mudo de espanto.

Publicado por Cabeza de Turco el martes, febrero 04, 2014
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Etiquetas: Cabeza de Turco

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